lunes, 18 de julio de 2011

mirar más allá

Hoy comienzo esta nueva plataforma para expresar mi más grande pasión por estos dias: la arquitectura :) desde mi punto de vista para dar opiniones y gustos, complementándolo con mi blog con proyectos propios :). 
Desde que todo chile se encuentra movilizado por la eduación, he intentado nutrirme de esta disciplina desde otras áreas. Es asi como me encontre con un documental en Film&Arts, y luego en mi programa favorito! City Tour, del centro cultural que cambió absolutamente la forma de proyectar estos espacios: el Centre Pompidou, de los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers en París, Francia.



Esta fotografía representa para mí, el concepto esencial que buscaban los arquitectos a la hora de proyectar el centro cultural: un refugio donde la actividad queda libre en el espacio.
Al reflexionar sobre qué carácter debía tener para revitalizar este barrio en París, llegaron a esta palabra clave: refugio. Un centro cultural debe ser un refugio, un contenedor del arte y de la actividad cultural que allí se desarrollará, por lo que la arquitectura pasa a ser una envolvente y la espacialidad es la que cobra vida.

Parece obvio cuando se dice, pero al considerar la relación que antes se tenía con el arte, se aprecia un cambio rotundo. El llamado "museo", tiene como significado primigenio “el santuario de las musas”, donde se conservaban piezas de arte exhibiéndolas sólo en ciertas ocaciones. Ya en el renacimiento, se realizan exposiciones, incluso itinerantes de cuidad en ciudad dando a conocer todo el trabajo cultural de los artistas.
El Centre Pompidou da el salto cuando decide que el espacio podrá ser modificable en virtud de la actividad que allí se realiza. Se abandona el estar ligado rígidamente a la arquitectura existente, y en cambio ésta se adapta a ella, enfatizando que lo que se desea dar a conocer es la actividad cultural.

Se crea un diálogo entre arte y arquitectura mucho más fluido: se relacionan, se complementan. y se potencian Se vuelve, a mi juicio, al único fin que tiene la arquitectura, que no es darse a conocer por si misma, sino dar a conocer el programa que recide en ella, a través de esta forma que lo contiene. Arquitectura no es la envolvente, la caja, las formas visibles, sino el el espacio que se forma dentro la envolvente.

Este volver a lo escencial de la arquitectura, donde la actividad realizada en ella es lo que se debe potenciar, lleva a los arquitectos del Pompidou al siguiente paso. Esta espacialidad, contenedora de arte y cultura, debe a su vez, para mantenerse en constante sincronía con la dinámica de la cuidad, ser una productora también de arte. Una gran fábrica, una maquinaria urbana que se posa en la cuidad, generando continuo flujo entre ser un expositor de la cultura, como productor de ésta. Es decir, ya no sólo se exibe el arte pasivamente, sino que se crean las instancias para que este refugio, produza más arte para la ciudad. Es aquí donde surge el término tan usado en la actualidad de "centro cultural", que muestra arte, pero también la creacion de éste.

A partir de esto, todo el Centre Pompidou gira en virtud de estas consignas: refugio y productor de arte.

La primera, se expresa en su espacialidad interior. Se crea una envolvente estructural, que soporta las lozas de cada piso. No existen divisiones interiores (salvo un muro cortafuegos para seguridad). Son grandes plataformas que quedan libres a las posteriores instalaciones de arte y el programa del complejo.






La segunda y fundamental consigna: productor de arte. Se expresa de la manera tal vez más obvia, pero a la vez simple, escencial y eficaz en su mensaje: como una gran industria. Esa apariencia tan potente de fábrica y de maquinaria industrial, refleja absolutamente el afán de los arquitectos de apreciar esto como un creador. Sin rodeos, y sin dobles mensajes: es una industria de arte. Y que genial manera encontraron. Brillante arquitectónicamente, controversial para la época y la ciudad, y potente en concepto y mensaje para la comunidad. Todas las instalaciones, ya sea de agua, electricidad, y aire, se encuentran en la misma envolvente que define el espacio arquitectónico. Expresados con azul, amarillo y verde respectivamente, las instalaciones básicas del edificio, sumadas a las circulaciones en rojo, envuelven y giran en torno a este gran refugio.


Esto es arquitectura, gestos simples, pero potentes que expresen a cabalidad el mensaje que hay detrás del proyecto.

Como recurso final, y para conectar esta industria de arte con la ciudad, los arquitectos disponen las circulaciones hacia la plaza del centro cultural. Una gran escalera vidriada, junto con pasillos que recorren cada piso, representan las calles internas de esta máquina que se vuelcan hacia la plaza como gesto de conexión con ella. Esas calles, efectivamente dialogan con los visitantes al ser gratuitas: pertencen a la ciudad, pero están inmsersos en el centro cultural, por lo que la invitación a vivir el arte es potentísima. La plaza, con un gesto tan simple pero efectivo, baja en pendiente hacia la entrada principal del Pompidou, permitiendo que toda la interacción social que se vive en la plaza, se incline paulatinamente a ingresar al refugio.
 




Lo más importante de estudiar este centro cultural, es darse cuenta de cómo la arquitectura que muchas  veces uno observa y no comprende sus formas, colores, tamaños, tienen un trasfondo más alla de la forma misma: el generar un quiebre, un punto de inflexión entre lo que se venía creando en espacios y recintos para la sociedad, en algo tal vez similar, pero reinventado. La clave de ser creativos, no es crear objetos nuevos, sino mejorar los ya existentes. Esa frase, clave en la arquitectura, y tal vez en muchas disciplinas, permite las reales transiciones entre una época y otra.
Es por esto, que toda pieza de arte, arquitectura e ingeniería incluso, debe ser mirada con atención, más alla de lo visible a los ojos, y es que cada una de estas piezas busca remecer a la sociedad, en distintas épocas y de diferentes formas, pero siempre en pro del hombre que las utiliza, y en el caso de la arquitectura, que la habita.

La invitación esta hecha, a mirar con otros ojos, a no quedarse con la primera impresión y ser capaces de obvservar. La arquitectura es para vivirla, habitarla, ese es su fin.








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